demasiados tiros

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                                     DEMASIADOS TIROS

                 

Abrió los ojos a la luz fluorescente de la habitación. ¿Dónde estoy? Miró por la ventana. O llevo mucho tiempo dormido o ésta no es mi chavola. Donde ahora está ese desguace antes había un campo con naranjales, y más allá, por donde ahora pasa aquella autopista, antes estaba el mar. Además esta debe de ser una quinta o una sexta planta, y esto parece la habitación de un hospital. Me tira la piel de la cara como si me  estuviera arañando un gato. Lo último que recuerdo es que volvía con el Wili, el de Parla, de corrernos una juerga con unas guiris en Torrevieja. Te estás quedando dormido, chacho, le dije al Wili, no me extraña con tantos tiros como nos metimos anoche, para en esa gasolinera y déjame que coja yo el coche, pero cómo vas a coger tú el coche, Toni, si no tienes carné, tú no sabes conducir este buga, no, yo no sé conducir, no, chacho, yo sé pilotar, pero si llevo pilotando berés por el poblao desde que era un chinarro, estampé un supermirafiori contra una joyería en Villaverde, y un alfa romeo contra una perfumería en Leganés, yo no conduzco, yo piloto, así que lo convencí para que me dejara coger el volante, recuerdo que estábamos llegando a Albacete, se conoce que el que se quedó dormido fui yo, demasiados tiros en el cuerpo, joder, y aquí estoy ahora, ¿qué le habrá pasado al Wili?. Qué tías más buenas, coño, lo que hace la guita, una se parecía a la finlandesa aquella. Qué rica estaba la finlandesa aquella, qué culo y qué tetas tenía la hijaputa, y la piel como si la tuviera todavía en leche, decía que quería tener un hijo mío, pero que le tenía que firmar un papel renunciando a todos los derechos, quería el churumbel para ella sola, un cruce de jambo y finlandesa, je, je,je, no puedo reír, ostias, cosas más raras se han visto por ahí, se lo conté a la Anamari y se partía de risa, menudo pedazo de puta la Anamari de los huevos, perdió al chaval por no cuidarse, se tiraba de panzá a la piscina y yo le decía hija, ten cuidao que estás de cuatro meses, que vas a perder a la criatura, dice a la criatura no le pasa na, y una noche me despierta y me dice Toni, estoy sangrando, así que la llevé al hospital y le dije al nota, mirar a ver que le pasa a ésta, y me dice el nota y tú quien eres, digo cómo que quien soy yo, que quien soy yo, digo si te meto un chairazo te saco el hígado por la boca, cacho julai, yo soy el padre de esa criatura que lleva en la barriga, y luego la vi en la habitación, sentá en un sillón verde llorando, que se parecía a la Gono cuando se sentaba como una reina en su sillón con los muelles fuera, en un descampao cerca del rancho del cordobés, entre jeringuillas y  mierdas de yonki, a esperar a los clientes que ya no llegaban nunca, yo ya supe entonces que había perdido a la criatura, por no cuidarse, la muy zorra, lo ves, por no cuidarte has matao a mi hijo, me cago en mi puta vida, te voy a reventar, así que a partir de entonces todo empezó a ir mal, le dio por la bebida y yo cuando llegaba de la chatarra no encontraba nada de comida en la nevera, que a mí siempre me gustaba cuando llegaba de currar untar un poco de pan con aceite y un tomate con unas cuantas rodajas de jamoncito del bueno, en la nevera sólo había botellas de cerveza, y ella borracha y riendo y llorando espatarrá en el sofá, y un día me dijo el pedazo de putón verbenero Toni, estoy saliendo con otro tío, tienes que irte de la casa, así, sin ningún respeto, que me recordó a mi madre hablándole a mi padre, que era la única que no quería llamarlo nunca de usté, irme yo de mi keli, so zorra, tú eres la que te vas a ir pero al cementerio de una mojá que te meta, y ¿quién es el nota, so puta? dice es el camarero del Kokimbo, y entonces ahí sí que me volví loco y la cogí por el cuello y empecé a apretar que si no llega mi hermano en ese momento determinado la había amulao como a un jojoí a la mala puta aquella, déjala Toni, gritaba mi hermano sujetándome por los brazos, no te pierdas por esta guarra, anda, vámonos  yo y tú a tomar algo por ahí , vamos a comernos yo y tú ahora mismo unos zarajos y a bebernos una garrafa de tintorro en la bodega de Jose, y así me cameló, pero antes me puse a tirar sus bragas y sus sujetadores por la ventana como si me hubiera vuelto loco, un tanga le cayó en la cabeza a Pirroli el barrendero mientras se estaba fumando un puro apoyao en una farola con su barrigón y su escoba en la mano, después cuando volví, hasta el culo de vino, ella se había ido del piso, yo la esperé, la esperé de día y de noche porque después de todo no podía vivir sin ella, su olor estaba por toda la casa, y la cuna que yo le había hecho al nano con tablas y cosas de la chatarra, vacía para siempre, oye, chacho, la veía de repente así entre una luz como si fuera una fantasma, y más cuando me ponía ciego de mierda, hasta que ya no pude más y la llamé al móvil, mira, Anita, le dije temblándome la voz y las piernas como en ningún atraco me han temblao jamás, te espero para hablar contigo en la esquina del quiosco, te espero hasta las doce, ni un minuto más, dice, vale, ya veré yo lo que tengo que hacer, digo pero ¿vas a venir o no?, y entonces se cortó el teléfono. Esperé y esperé hasta las doce, hasta la una, hasta las dos, hasta las tres, que me escocían los ojos como si me hubieran echao pimienta, y sentía un fuego así en el pecho como si me hubieran descerrajao un tiro, oí el cierre del quiosco que parecía una guillotina cortándome el cuello, pasaban los coches, los autobuses, la gente, pero ella ya no volvió nunca, me cago en sus muertos. Después el cabrón del juez le dejó el piso a ella y yo tenía que dormir en la calle o en algún coche que afanaba, porque tampoco tenía dinero pa una pensión porque había perdío también el curro en la cerrajería, porque siempre andaba borracho o drogao perdío por culpa de esa mala puta, después de una borrachera de muerte hasta me quemé la muñeca donde llevaba tatuao su nombre sobre las venas, así de chalao estaba, chalao por ella, así que loco perdío, sin saber lo que hacía, me puse a andar y a andar por los caminos hasta que vi en medio del campo una caseta de la luz y me quedé a vivir allí, como la puerta no se podía cerrar del todo tenía que dormir con la puerta entreabierta, mi hermano me había dao una herramienta que enterré cerca de allí, envuelta en una bolsa de plástico,  pero luego me la quitó porque dijo que me veía muy mal y que no quería que perdiera la cabeza y me pegara un tiro o se lo pegara a algún inocente, que me metiera con él de curriqué a ver si me centraba un poco, yo le dije que me la dejara, que quería atracar un banco, que por qué no dábamos algún palo juntos, como cuando atracamos a los chinos, recuerdo que entramos a la tienda para venderles un móvil, yo, mi hermano Deo y un colega payo de Humanes, con el que entré en el Hiper Usera por el tejao, cuando se rompió la uralita y yo al caer al vacío me rompí la pierna y encima estuve tres meses preso, le pedimos al chino cincuenta euros por la busberri, pero cuando vimos a la china abrir una bolsa llena de billetes, mi colega y yo nos miramos como diciendo vamos, pues vamos, no tenemos nada que perder, mi colega le soltó una patá en la boca al chino y yo le puse un cúter en el cuello a la china y nos llevamos casi medio kilo a repartir entre los tres, luego tiramos cada uno por su lao, yo me teñí el pelo como cuando atracamos la caixa de Torrejón, qué fuerte fue aquello, chacho, salí a la calle agarrando al director por el cuello con la fusca apuntándole a la cabeza y mi hermano me gritaba desde dentro chita, jambo, no salgas,  que estos perros de la pestañó te pegan un tiro por la espalda y te matan como a un perro, pero sabían que si me pegaban un tiro yo mataba al nota aquel, así que se pusieron a dar vueltas con los helicópteros sobre nuestras cabezas, pero al final pudimos escapar yo y mi hermano, aunque al Alpargatón lo pillaron y luego le reventaron las tripas en la comisaría. Anda que no me pegué yo juergas y borracheras con lo del golpe aquel, y toda la farlopa y todas las gachís que quería, fue entonces cuando me compré el pajorán y el crucifijo de sonacay,  que luego la puta de la Anamari se quedó con ellos, no sé donde están, me dijo después de mucho tiempo, cuando ya no estábamos juntos, digo sí, se escaparon del cajón de la mesita de noche y saltaron por la ventana, digo los has empeñao pa mantener a tu chulo, que no sabe mas que roncar como un búfalo, que desde que vendió el bar y os fuisteis al pueblo está siempre tan borracho que no puede ni tenerse en pie, dice pues que sepas que hemos puesto una tienda de arreglos de ropa y él la ha pintao solito sin ayuda de nadie, digo y donde está ahora el inútil ese, a ver si canta donde tiene escondío mi sonacay, dice, que no lo sé, joder, habrá ido al poblao a pillar, y lárgate de aquí ya de una puta vez a meneártela por ahí, so imbécil, anda y que te den por culo, hijaputa, que eso es lo que te gusta, ¡ole!, que tu chulo te lo ponga como un portón, cacho guarra, ya vendrás a mí, ya, cuando el cabrón de tu macarra te deje, que yo entonces te voy a mandar con tu puta madre de una patá en el chuquí...Hace poco volví a ver a la puta de la Anamari bajando por las escaleras mecánicas del metro, llevaba un abrigo rojo, el pelo largo y negro, tan guapa y tan mala como siempre, me dio una cosa así en las tripas que tuve ganas de matarla. Qué malas son todas las mujeres, chacho, empezando por la puta de mi madre que le amargó la vida a mi padre hasta que el pobre, desesperao, le pegó seis tiros después de beberse una garrafa de vino él solo, le cayeron veintitrés años al pobre, pa que luego digan que hay justicia...Aunque la Sorne no era mala del todo, no, la Sorne era una lumi como dios manda, como las de antes, de esas que besan tus heridas y escuchan tus penas y tus tonterías con los ojos muy abiertos,  no pasa nada, me decía sonriendo con aquellos labios rojos que parecía que siempre estaban hinchaos, a su lao no existía el peligro, ni el pecado, ni había puertas cerrás ni caminos prohibidos, olía siempre como a la tierra mojá después de llover, después de una noche sin parar de darle a la jodienda, por la mañana la dejaba en su rotonda del polígono, como una muñeca rota bajo el sol del domingo, y yo sentía una angustia así que me parecía que volvía a la trena después de un permiso de fin de semana, quería gritar  pero la voz no me salía, el mundo era un vacío total...Me duele mucho el pecho, cojones, y no puedo mover esta puta pierna... ¿Qué coño es eso?... Desde el umbral de la puerta se asomó una vieja encorvada con gafas de aumento y una bata blanca, que  parecía una caricatura del cantante de la orquesta Mondragón. Arrastraba una extraña máquina llena de cables y tubos psicodélicos. En una tarjeta que llevaba prendida al pecho con un imperdible oxidado, como si se tratara de una  condecoración de carnaval, podía leerse (si él hubiera sabido leer): doctora Avelina Gorgojo, medicina biocibernética, organometría por bioresonancia, diagnóstico y terapia. ¿Pero qué coño significaba  aquello?. Y entonces la vieja habló: ¿Ya estás despierto, hijo? Te recogimos hecho un cristo, menos mal que caíste en nuestras manos, tenías la cara vuelta del revés, parecías una carpa japonesa, un pulmón encharcado, un brazo y una pierna amputados de cuajo y la otra  pierna echa papilla colgando de un tendón. Los de la ambulancia te dieron por muerto y te dejaron junto a la cuneta tapado con una de esas mantas de papel de plata. Pero entonces, señora,  ¿estoy vivo o estoy muerto? No supo si la vieja llegó a oírlo. Con una sonrisa enigmática en su boca de bruja, se alejó por el pasillo arrastrando su extraño artilugio, mientras el sol se ponía sobre los cerros cenicientos e hirsutos, más allá de la autopista. Otra vez empezaba a quedarse dormido. Se le cerraban los ojos... A la Anamari, cuando el nota aquel, menudo tío mierda, la dejó en la calle con dos criaturas pequeñas y preñá de una tercera, le dio por lo espiritual, seguía siendo muy guapa y parecía mucho más joven de lo que en realidad era, cuando iba con su hermana los domingos al culto, la gente creía que la hermana pequeña era la madre y la Anamari su hija, aunque seguía siendo la misma mala puta de siempre, por mucho que gritara, llorando y revolcándose por el suelo, que había encontrao a Jesucristo....            

 

 

 

 

 

 

 

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This page contains a single entry by calipsopapeleria published on May 11, 2011 7:56 PM.

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