DESNUDA, como una llama que ondea hacia el cielo,
incendiando todo lo que su tacto besa,
desgarrando el pudor,
provocando una sed de fiebre,
una sed de fuego,
una sed de perros que se olfatean en la distancia,
que aúllan a la noche enfermos de lujuria.
Desnuda, como una vulva abierta, viva, roja de sol, indefensa,
que se cae de la luna para ensuciarse de barro,
que llora de pasión,
que muere de arrebato,
que inmola su luz a la oscuridad,
que rinde su belleza perfecta al pecado.
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